Mirlo común (Turdus merula)

 

Mirlo común (Turdus merula)

Clasificación científica

Reino:             Animalia

Filo:                Chordata

Clase:              Aves

Orden:            Passeriformes

Familia:           Turdidae

Género:           Turdus

Especie:          Turdus merula

Longevidad: pueden vivir hasta 5 años.

Peso: De 75 a 100  gramos aproximadamente.

Envergadura: con las alas abiertas pueden medir 37 cm.

Longitud: de 24 a 26 cm aproximadamente.

El Mirlo común (Turdus merula) es una especie de ave paseriforme de la familia Turdidae; es un ave muy frecuente, se trata de una de las aves más comunes de la Península Ibérica.

El macho es negro azabache, con el pico amarillo-naranja, y un anillo también amarillo alrededor del ojo, que es mas intenso que en la hembra. Los jóvenes son mas pardos y con el pecho y el vientre algo moteado, hasta la muda de otoño que adquiere el negro definitivo. La hembra es pardo negruzca por arriba, más clara por las partes inferiores, y ligeramente moteada y con pico tiene un tono más apagado. Otro rasgo que aumenta el dimorfismo sexual es la coloración de las

patas, de color gris-anaranjado en el macho y más oscuras y apagadas en la hembra.

La reproducción tiene lugar entre los meses  de marzo a agosto,  pudiendo realizar de dos a tres nidadas anuales. El nido es una taza hecha de hierba, hojas secas y barro que suele colocar en árboles o setos a poca altura. La hembra pondrá una media de cuatro huevos verdes azulados con puntos pardos, de los que, tras ser incubados durante dos semanas, nacerán los pollos y serán alimentados por ambos congéneres durante dos semanas, aportando alimento y retirando los sacos fecales para mantener limpio el nido. Los polluelos permanecen en el nido unos 12 ó 13 días, abandonándolo cuando apenas pueden volar. Durante otros 14 días siguen suplicando comida, a los padres,  con gritos estridentes.

El régimen alimentario de los mirlos negros es omnívoro. Se alimentan de una gran variedad de insectos y sus larvas, gusanos y otros pequeños animales. En otoño e invierno se alimenta de semillas y bayas de aligustre, sauco negro, moras, cornejo, cerezas, zarzamoras… Tambien frutos de hiedra, serval, semillas de acebo, muérdago, aceitunas, mirtos, uvas…

Los mirlos buscan sus presas principalmente en tierra. Cazan principalmente de vista pero también a veces usan el oído. Son grandes consumidores de gusanos que capturan rebuscando en el humus. También escarban la hojarasca en descomposición, de manera ruidosa y demostrativa, revolviendo las hojas para encontrar todo tipo de invertebrados: insectos, arañas, miriápodos, babosas, caracoles pequeños. Con carácter excepcional, se alimenta de pequeños vertebrados como renacuajos, pequeños anfibios adultos o lagartijas, incluso pequeños ratones. Aunque son principalmente cazadores en tierra, los mirlos no dudan en explorar los árboles y arbustos para alimentarse de los insectos que se posan en ellos, sobre todo de orugas.

Habita en los bosques frondosos y de coníferas; sotos, zonas de cultivo, parques y jardines. En su medio natural, los mirlos son aves ariscas y esquivas con los humanos, que intentan permanecer ocultas. Pero los que viven en contacto con el hombre se han hecho mucho más intrépidos y, desde hace un siglo, han experimentado una considerable expansión. Se encuentra en todas partes a nuestro alrededor, e incluso los más pequeños jardines pueden albergar su nido.

El mirlo macho empieza a cantar en los días templados de invierno, pero tan débilmente, que no es audible más que en las proximidades. A finales de invierno o principios de primavera ya se oye la canción completa del mirlo. Si no fuera tan común, los pajareros la considerarían como una de las mejores melodías emitidas por un pájaro europeo, superior incluso a la del ruiseñor. Lo cierto es que el canto del mirlo común es muy variado y melodioso, aflautado, suave, con gran riqueza de melodías y armonía.

Los mirlos tiene un comportamiento muy pendenciero, siendo aves muy territoriales. La pareja ocupa un territorio durante la época de cría, no tolerando en él la presencia de ningún otro mirlo. El que no lo abandona es agredido hasta ser expulsado. Los machos que pelean están tan obcecados, que pierden la noción de la realidad que los rodea, y pueden, incluso, ser capturados con la mano con cierta facilidad. En ocasiones ocurre que aparece un depredador, normalmente un azor, y se los lleva a los dos. Puede llegar a agotarse peleando contra su imagen reflejada en un cristal, en un espejo o sobre el tapacubos cromado de la rueda de un coche.

El mirlo común suele volar a baja altura y durante distancias cortas. Suele batir las alas con cierta dificultad al principio y realiza pequeños planeos hasta colocarse en posaderos, escondidos entre la vegetación para protegerse de los intrusos.

En las zonas urbanas existen mirlos en abundancia, con más o menos manchas blancas en su plumaje (albinos parciales), raramente pájaros completamente blancos de ojos rojos (albinos totales).