Águila
imperial ibérica (Aquila adalberti)
Clasificación
científica
Reino:
Animalia
Filo:
Chordata
Clase:
Aves
Orden:
Accipitriformes
Familia:
Accipitridae
Subfamilia:
Buteoninae
Género:
Aquila
Especie:
Aquila adalberti
El
águila imperial ibérica (Aquila adalberti) es una especie de ave accipitriforme
de la familia Accipitridae. Es una de las aves endémica de la Península
Ibérica. Hasta no hace mucho se le consideraba una subespecie del águila
imperial (Aquila heliaca), pero estudios de ADN recientes, sobre ambas aves,
demostraron que estaban lo suficientemente separadas como para constituir una
especie distinta. El águila imperial ibérica es un ave muy amenazada, en 2011
se estimó una población de unas 300 parejas. Su nombre conmemora al príncipe
Adalberto de Baviera.
El
plumaje es pardo muy oscuro en todo el cuerpo, excepto en los hombros y la
parte alta de las alas, de color blanco. La nuca es ligeramente más pálida que
otras partes del cuerpo, y la cola rectangular más oscura, sin bandas claras o
líneas blancas como en el águila imperial oriental; las garras son robustas. En
el caso de los individuos subadultos, éstos son pardo-rojizos y no desarrollan
el plumaje y la madurez sexual de individuos maduros hasta los 5 años de edad.
El tamaño medio de los adultos es de entre 78 y 83 cm de altura y 2,8 kg de
peso, si bien las hembras, más grandes que los machos, pueden llegar a los 3,5
kg. La envergadura de alas varía entre los 1,8 y 2,1 m.
Viven
unos 20 años de media, habiéndose documentado ejemplares de 27 años en el medio
natural y de 41 en cautividad.
Históricamente
la persecución de esta especie hizo que las parejas supervivientes fueran las
que se refugiaron en zonas de difícil acceso y relieve abrupto, generalmente en
zonas de montaña. Su recuperación ha llevado a que las nuevas parejas, y
también algunas antiguas vayan ocupando espacios de llanura y monte bajo.
Habita
en encinares y alcornocales de sierras, llanuras con amplias zonas despejadas
en las cercanías, estando presente, a veces, en zonas de pinos entremezclados
con matorral mediterráneo. Se ha constatado incluso en zonas de dunas y
marismas cercanas a la costa. Sus mayores densidades se alcanzan en terrenos
llanos o con relieves suaves, con formaciones arbóreas de importancia, aunque
no dominantes, como las dehesas, y con buenas poblaciones de conejos.
Dentro
del territorio del águila, de su zona de campeo, se pueden distinguir tres
zonas: la zona de nidificación, la zona de alimentación cercana que es el
cazadero más habitual, siendo defendido por la pareja para su uso exclusivo, y
la zona de alimentación lejana que se usa de manera más ocasional, siendo su
uso compartido con otras parejas y otras rapaces, y se usa con más frecuencia
fuera de la época de cría.
Al
contrario que el águila imperial oriental de Eurasia y África oriental, la
especie ibérica no emigra. Cada pareja defiende su zona de caza y reproducción
(unas 2.000 hectáreas) durante todo el año.
La
mayor parte de su alimentación lo constituyen los conejos, que cazan en
solitario o en pareja. También depreda sobre liebres, palomas, cuervos y otras
aves; en menor medida zorros, ardillas terrestres y pequeños roedores; pueden
alimentarse ocasionalmente de carroña, sobretodo en invierno. Caza en terrenos
abiertos capturando las piezas desde el aire, aunque los ejemplares jóvenes
suelen cazar más al acecho. En ocasiones la pareja sale a cazar juntos;
mientras uno levanta la presa el otro la captura.
A
principios de año comienza su llamativo cortejo, de manera que hacia marzo ya
están las parejas consolidadas. El águila imperial ibérica es monógama. En la
época de celo las águilas reacondicionan uno de los nidos que han usado durante
años anteriores, rotando de uno a otro. Estos nidos están situados en la copa
de árboles como alcornoques o pinos. Es en esta época, durante la reproducción,
es cuando más sensible es el águila imperial a la presencia humana. Incluso
puede abandonar la puesta si es molestado y nidificar de nuevo en un lugar más
tranquilo.
La
puesta típica consta de 4 a 5 huevos que se incuban durante 43 días. Al
contrario de lo que ocurre con las águilas reales, los dos polluelos suelen
llegar a adultos, excepcionalmente incluso tres. Si el año es malo y hay poca
comida, el pollo mayor la acapara y puede ser el único que sobrevive; no
obstante, se puede asegurar que el águila imperial ibérica no practica el
cainismo.
Cuando
necesitan ir en busca de comida, los padres cubren los huevos o polluelos con
hojas y ramas para evitar que sean descubiertos por los depredadores, algo que
a veces no es suficiente, terminando con alguno de los pollos capturado por un
águila real o, en el caso de los nidos mas bajos, incluso un zorro u otro
carnívoro de tamaño medio.
Los
jóvenes abandonan el nido entre 65 y 78 días después de nacer, pero continúan
viviendo en las inmediaciones y siendo alimentados por los padres durante 4
meses. Pasado este tiempo, se independizan y emprenden una vida nómada. Cuando
alcanzan la madurez sexual suelen visitar los límites de los territorios de
parejas sedentarias a la búsqueda de algún individuo de sexo contrario
«soltero» o «viudo». Los jóvenes nómadas son frecuentemente atacados por las
parejas de adultos en cuyos territorios se han adentrado.
Por
primera vez en 50 años, el águila imperial ibérica supera ya las 400 parejas
reproductoras en España y Portugal, según los datos del Ministerio de
Agricultura y Medio Ambiente (MAGRAMA). La SEO, la Sociedad Española de
Ornitología, afirma que es "una buena noticia" pero que se tardará
todavía tres años más en alcanzar el objetivo fijado por los expertos de 500
parejas. En España, cinco comunidades autónomas acogen ejemplares de esta
especie emblemática de nuestra fauna: Madrid, Castilla y León, Extremadura,
Castilla-La Mancha y Andalucía
La
recuperación de la rapaz más amenazada de Europa es ya un hecho. En 2013 se ha
censado un mínimo de 407 parejas en toda la Península Ibérica, 396 en España y
11 en Portugal. Castilla-La Mancha es la región que alberga una mayor cantidad
de parejas (al menos 150 parejas); seguida de Andalucía, con 91; Castilla y
León, con 56; Extremadura, con 50 y Madrid, con 49.
"Sin
lugar a dudas es una gran noticia", como asegura la SEO (Sociedad Española
de Ornitología). Sobre todo si tenemos en cuenta que en el año 2004 contábamos
sólo con 198 parejas, y ahora mismo hemos doblado esa cifra en España".
Águila imperial ibérica
(Aquila adalberti) Clasificación científica Reino: Animalia Filo:
Chordata Clase: Aves Orden: Accipitriformes Familia: Accipitridae
Subfamilia: Buteoninae Género: Aquila Especie: Aquila adalberti El
águila imperial ibérica (Aquila adalberti) es una especie de ave
accipitriforme de la familia Accipitridae. Es una de las aves endémica
de la Península Ibérica. Hasta no hace mucho se le consideraba una
subespecie del águila imperial (Aquila heliaca), pero estudios de ADN
recientes, sobre ambas aves, demostraron que estaban lo suficientemente
separadas como para constituir una especie distinta. El águila imperial
ibérica es un ave muy amenazada, en 2011 se estimó una población de unas
300 parejas. Su nombre conmemora al príncipe Adalberto de Baviera. El
plumaje es pardo muy oscuro en todo el cuerpo, excepto en los hombros y
la parte alta de las alas, de color blanco. La nuca es ligeramente más
pálida que otras partes del cuerpo, y la cola rectangular más oscura,
sin bandas claras o líneas blancas como en el águila imperial oriental;
las garras son robustas. En el caso de los individuos subadultos, éstos
son pardo-rojizos y no desarrollan el plumaje y la madurez sexual de
individuos maduros hasta los 5 años de edad. El tamaño medio de los
adultos es de entre 78 y 83 cm de altura y 2,8 kg de peso, si bien las
hembras, más grandes que los machos, pueden llegar a los 3,5 kg. La
envergadura de alas varía entre los 1,8 y 2,1 m. Viven unos 20 años de
media, habiéndose documentado ejemplares de 27 años en el medio natural y
de 41 en cautividad. Históricamente la persecución de esta especie hizo
que las parejas supervivientes fueran las que se refugiaron en zonas de
difícil acceso y relieve abrupto, generalmente en zonas de montaña. Su
recuperación ha llevado a que las nuevas parejas, y también algunas
antiguas vayan ocupando espacios de llanura y monte bajo. Habita en
encinares y alcornocales de sierras, llanuras con amplias zonas
despejadas en las cercanías, estando presente, a veces, en zonas de
pinos entremezclados con matorral mediterráneo. Se ha constatado incluso
en zonas de dunas y marismas cercanas a la costa. Sus mayores
densidades se alcanzan en terrenos llanos o con relieves suaves, con
formaciones arbóreas de importancia, aunque no dominantes, como las
dehesas, y con buenas poblaciones de conejos. Dentro del territorio del
águila, de su zona de campeo, se pueden distinguir tres zonas: la zona
de nidificación, la zona de alimentación cercana que es el cazadero más
habitual, siendo defendido por la pareja para su uso exclusivo, y la
zona de alimentación lejana que se usa de manera más ocasional, siendo
su uso compartido con otras parejas y otras rapaces, y se usa con más
frecuencia fuera de la época de cría. Al contrario que el águila
imperial oriental de Eurasia y África oriental, la especie ibérica no
emigra. Cada pareja defiende su zona de caza y reproducción (unas 2.000
hectáreas) durante todo el año. La mayor parte de su alimentación lo
constituyen los conejos, que cazan en solitario o en pareja. También
depreda sobre liebres, palomas, cuervos y otras aves; en menor medida
zorros, ardillas terrestres y pequeños roedores; pueden alimentarse
ocasionalmente de carroña, sobretodo en invierno. Caza en terrenos
abiertos capturando las piezas desde el aire, aunque los ejemplares
jóvenes suelen cazar más al acecho. En ocasiones la pareja sale a cazar
juntos; mientras uno levanta la presa el otro la captura. A principios
de año comienza su llamativo cortejo, de manera que hacia marzo ya están
las parejas consolidadas. El águila imperial ibérica es monógama. En la
época de celo las águilas reacondicionan uno de los nidos que han usado
durante años anteriores, rotando de uno a otro. Estos nidos están
situados en la copa de árboles como alcornoques o pinos. Es en esta
época, durante la reproducción, es cuando más sensible es el águila
imperial a la presencia humana. Incluso puede abandonar la puesta si es
molestado y nidificar de nuevo en un lugar más tranquilo. La puesta
típica consta de 4 a 5 huevos que se incuban durante 43 días. Al
contrario de lo que ocurre con las águilas reales, los dos polluelos
suelen llegar a adultos, excepcionalmente incluso tres. Si el año es
malo y hay poca comida, el pollo mayor la acapara y puede ser el único
que sobrevive; no obstante, se puede asegurar que el águila imperial
ibérica no practica el cainismo. Cuando necesitan ir en busca de comida,
los padres cubren los huevos o polluelos con hojas y ramas para evitar
que sean descubiertos por los depredadores, algo que a veces no es
suficiente, terminando con alguno de los pollos capturado por un águila
real o, en el caso de los nidos mas bajos, incluso un zorro u otro
carnívoro de tamaño medio. Los jóvenes abandonan el nido entre 65 y 78
días después de nacer, pero continúan viviendo en las inmediaciones y
siendo alimentados por los padres durante 4 meses. Pasado este tiempo,
se independizan y emprenden una vida nómada. Cuando alcanzan la madurez
sexual suelen visitar los límites de los territorios de parejas
sedentarias a la búsqueda de algún individuo de sexo contrario «soltero»
o «viudo». Los jóvenes nómadas son frecuentemente atacados por las
parejas de adultos en cuyos territorios se han adentrado. Por primera
vez en 50 años, el águila imperial ibérica supera ya las 400 parejas
reproductoras en España y Portugal, según los datos del Ministerio de
Agricultura y Medio Ambiente (MAGRAMA). La SEO, la Sociedad Española de
Ornitología, afirma que es "una buena noticia" pero que se tardará
todavía tres años más en alcanzar el objetivo fijado por los expertos de
500 parejas. En España, cinco comunidades autónomas acogen ejemplares
de esta especie emblemática de nuestra fauna: Madrid, Castilla y León,
Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía La recuperación de la rapaz
más amenazada de Europa es ya un hecho. En 2013 se ha censado un mínimo
de 407 parejas en toda la Península Ibérica, 396 en España y 11 en
Portugal. Castilla-La Mancha es la región que alberga una mayor cantidad
de parejas (al menos 150 parejas); seguida de Andalucía, con 91;
Castilla y León, con 56; Extremadura, con 50 y Madrid, con 49. "Sin
lugar a dudas es una gran noticia", como asegura la SEO (Sociedad
Española de Ornitología). Sobre todo si tenemos en cuenta que en el año
2004 contábamos sólo con 198 parejas, y ahora mismo hemos doblado esa
cifra en España".
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Águila imperial ibérica
(Aquila adalberti) Clasificación científica Reino: Animalia Filo:
Chordata Clase: Aves Orden: Accipitriformes Familia: Accipitridae
Subfamilia: Buteoninae Género: Aquila Especie: Aquila adalberti El
águila imperial ibérica (Aquila adalberti) es una especie de ave
accipitriforme de la familia Accipitridae. Es una de las aves endémica
de la Península Ibérica. Hasta no hace mucho se le consideraba una
subespecie del águila imperial (Aquila heliaca), pero estudios de ADN
recientes, sobre ambas aves, demostraron que estaban lo suficientemente
separadas como para constituir una especie distinta. El águila imperial
ibérica es un ave muy amenazada, en 2011 se estimó una población de unas
300 parejas. Su nombre conmemora al príncipe Adalberto de Baviera. El
plumaje es pardo muy oscuro en todo el cuerpo, excepto en los hombros y
la parte alta de las alas, de color blanco. La nuca es ligeramente más
pálida que otras partes del cuerpo, y la cola rectangular más oscura,
sin bandas claras o líneas blancas como en el águila imperial oriental;
las garras son robustas. En el caso de los individuos subadultos, éstos
son pardo-rojizos y no desarrollan el plumaje y la madurez sexual de
individuos maduros hasta los 5 años de edad. El tamaño medio de los
adultos es de entre 78 y 83 cm de altura y 2,8 kg de peso, si bien las
hembras, más grandes que los machos, pueden llegar a los 3,5 kg. La
envergadura de alas varía entre los 1,8 y 2,1 m. Viven unos 20 años de
media, habiéndose documentado ejemplares de 27 años en el medio natural y
de 41 en cautividad. Históricamente la persecución de esta especie hizo
que las parejas supervivientes fueran las que se refugiaron en zonas de
difícil acceso y relieve abrupto, generalmente en zonas de montaña. Su
recuperación ha llevado a que las nuevas parejas, y también algunas
antiguas vayan ocupando espacios de llanura y monte bajo. Habita en
encinares y alcornocales de sierras, llanuras con amplias zonas
despejadas en las cercanías, estando presente, a veces, en zonas de
pinos entremezclados con matorral mediterráneo. Se ha constatado incluso
en zonas de dunas y marismas cercanas a la costa. Sus mayores
densidades se alcanzan en terrenos llanos o con relieves suaves, con
formaciones arbóreas de importancia, aunque no dominantes, como las
dehesas, y con buenas poblaciones de conejos. Dentro del territorio del
águila, de su zona de campeo, se pueden distinguir tres zonas: la zona
de nidificación, la zona de alimentación cercana que es el cazadero más
habitual, siendo defendido por la pareja para su uso exclusivo, y la
zona de alimentación lejana que se usa de manera más ocasional, siendo
su uso compartido con otras parejas y otras rapaces, y se usa con más
frecuencia fuera de la época de cría. Al contrario que el águila
imperial oriental de Eurasia y África oriental, la especie ibérica no
emigra. Cada pareja defiende su zona de caza y reproducción (unas 2.000
hectáreas) durante todo el año. La mayor parte de su alimentación lo
constituyen los conejos, que cazan en solitario o en pareja. También
depreda sobre liebres, palomas, cuervos y otras aves; en menor medida
zorros, ardillas terrestres y pequeños roedores; pueden alimentarse
ocasionalmente de carroña, sobretodo en invierno. Caza en terrenos
abiertos capturando las piezas desde el aire, aunque los ejemplares
jóvenes suelen cazar más al acecho. En ocasiones la pareja sale a cazar
juntos; mientras uno levanta la presa el otro la captura. A principios
de año comienza su llamativo cortejo, de manera que hacia marzo ya están
las parejas consolidadas. El águila imperial ibérica es monógama. En la
época de celo las águilas reacondicionan uno de los nidos que han usado
durante años anteriores, rotando de uno a otro. Estos nidos están
situados en la copa de árboles como alcornoques o pinos. Es en esta
época, durante la reproducción, es cuando más sensible es el águila
imperial a la presencia humana. Incluso puede abandonar la puesta si es
molestado y nidificar de nuevo en un lugar más tranquilo. La puesta
típica consta de 4 a 5 huevos que se incuban durante 43 días. Al
contrario de lo que ocurre con las águilas reales, los dos polluelos
suelen llegar a adultos, excepcionalmente incluso tres. Si el año es
malo y hay poca comida, el pollo mayor la acapara y puede ser el único
que sobrevive; no obstante, se puede asegurar que el águila imperial
ibérica no practica el cainismo. Cuando necesitan ir en busca de comida,
los padres cubren los huevos o polluelos con hojas y ramas para evitar
que sean descubiertos por los depredadores, algo que a veces no es
suficiente, terminando con alguno de los pollos capturado por un águila
real o, en el caso de los nidos mas bajos, incluso un zorro u otro
carnívoro de tamaño medio. Los jóvenes abandonan el nido entre 65 y 78
días después de nacer, pero continúan viviendo en las inmediaciones y
siendo alimentados por los padres durante 4 meses. Pasado este tiempo,
se independizan y emprenden una vida nómada. Cuando alcanzan la madurez
sexual suelen visitar los límites de los territorios de parejas
sedentarias a la búsqueda de algún individuo de sexo contrario «soltero»
o «viudo». Los jóvenes nómadas son frecuentemente atacados por las
parejas de adultos en cuyos territorios se han adentrado. Por primera
vez en 50 años, el águila imperial ibérica supera ya las 400 parejas
reproductoras en España y Portugal, según los datos del Ministerio de
Agricultura y Medio Ambiente (MAGRAMA). La SEO, la Sociedad Española de
Ornitología, afirma que es "una buena noticia" pero que se tardará
todavía tres años más en alcanzar el objetivo fijado por los expertos de
500 parejas. En España, cinco comunidades autónomas acogen ejemplares
de esta especie emblemática de nuestra fauna: Madrid, Castilla y León,
Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía La recuperación de la rapaz
más amenazada de Europa es ya un hecho. En 2013 se ha censado un mínimo
de 407 parejas en toda la Península Ibérica, 396 en España y 11 en
Portugal. Castilla-La Mancha es la región que alberga una mayor cantidad
de parejas (al menos 150 parejas); seguida de Andalucía, con 91;
Castilla y León, con 56; Extremadura, con 50 y Madrid, con 49. "Sin
lugar a dudas es una gran noticia", como asegura la SEO (Sociedad
Española de Ornitología). Sobre todo si tenemos en cuenta que en el año
2004 contábamos sólo con 198 parejas, y ahora mismo hemos doblado esa
cifra en España".
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Águila imperial ibérica
(Aquila adalberti) Clasificación científica Reino: Animalia Filo:
Chordata Clase: Aves Orden: Accipitriformes Familia: Accipitridae
Subfamilia: Buteoninae Género: Aquila Especie: Aquila adalberti El
águila imperial ibérica (Aquila adalberti) es una especie de ave
accipitriforme de la familia Accipitridae. Es una de las aves endémica
de la Península Ibérica. Hasta no hace mucho se le consideraba una
subespecie del águila imperial (Aquila heliaca), pero estudios de ADN
recientes, sobre ambas aves, demostraron que estaban lo suficientemente
separadas como para constituir una especie distinta. El águila imperial
ibérica es un ave muy amenazada, en 2011 se estimó una población de unas
300 parejas. Su nombre conmemora al príncipe Adalberto de Baviera. El
plumaje es pardo muy oscuro en todo el cuerpo, excepto en los hombros y
la parte alta de las alas, de color blanco. La nuca es ligeramente más
pálida que otras partes del cuerpo, y la cola rectangular más oscura,
sin bandas claras o líneas blancas como en el águila imperial oriental;
las garras son robustas. En el caso de los individuos subadultos, éstos
son pardo-rojizos y no desarrollan el plumaje y la madurez sexual de
individuos maduros hasta los 5 años de edad. El tamaño medio de los
adultos es de entre 78 y 83 cm de altura y 2,8 kg de peso, si bien las
hembras, más grandes que los machos, pueden llegar a los 3,5 kg. La
envergadura de alas varía entre los 1,8 y 2,1 m. Viven unos 20 años de
media, habiéndose documentado ejemplares de 27 años en el medio natural y
de 41 en cautividad. Históricamente la persecución de esta especie hizo
que las parejas supervivientes fueran las que se refugiaron en zonas de
difícil acceso y relieve abrupto, generalmente en zonas de montaña. Su
recuperación ha llevado a que las nuevas parejas, y también algunas
antiguas vayan ocupando espacios de llanura y monte bajo. Habita en
encinares y alcornocales de sierras, llanuras con amplias zonas
despejadas en las cercanías, estando presente, a veces, en zonas de
pinos entremezclados con matorral mediterráneo. Se ha constatado incluso
en zonas de dunas y marismas cercanas a la costa. Sus mayores
densidades se alcanzan en terrenos llanos o con relieves suaves, con
formaciones arbóreas de importancia, aunque no dominantes, como las
dehesas, y con buenas poblaciones de conejos. Dentro del territorio del
águila, de su zona de campeo, se pueden distinguir tres zonas: la zona
de nidificación, la zona de alimentación cercana que es el cazadero más
habitual, siendo defendido por la pareja para su uso exclusivo, y la
zona de alimentación lejana que se usa de manera más ocasional, siendo
su uso compartido con otras parejas y otras rapaces, y se usa con más
frecuencia fuera de la época de cría. Al contrario que el águila
imperial oriental de Eurasia y África oriental, la especie ibérica no
emigra. Cada pareja defiende su zona de caza y reproducción (unas 2.000
hectáreas) durante todo el año. La mayor parte de su alimentación lo
constituyen los conejos, que cazan en solitario o en pareja. También
depreda sobre liebres, palomas, cuervos y otras aves; en menor medida
zorros, ardillas terrestres y pequeños roedores; pueden alimentarse
ocasionalmente de carroña, sobretodo en invierno. Caza en terrenos
abiertos capturando las piezas desde el aire, aunque los ejemplares
jóvenes suelen cazar más al acecho. En ocasiones la pareja sale a cazar
juntos; mientras uno levanta la presa el otro la captura. A principios
de año comienza su llamativo cortejo, de manera que hacia marzo ya están
las parejas consolidadas. El águila imperial ibérica es monógama. En la
época de celo las águilas reacondicionan uno de los nidos que han usado
durante años anteriores, rotando de uno a otro. Estos nidos están
situados en la copa de árboles como alcornoques o pinos. Es en esta
época, durante la reproducción, es cuando más sensible es el águila
imperial a la presencia humana. Incluso puede abandonar la puesta si es
molestado y nidificar de nuevo en un lugar más tranquilo. La puesta
típica consta de 4 a 5 huevos que se incuban durante 43 días. Al
contrario de lo que ocurre con las águilas reales, los dos polluelos
suelen llegar a adultos, excepcionalmente incluso tres. Si el año es
malo y hay poca comida, el pollo mayor la acapara y puede ser el único
que sobrevive; no obstante, se puede asegurar que el águila imperial
ibérica no practica el cainismo. Cuando necesitan ir en busca de comida,
los padres cubren los huevos o polluelos con hojas y ramas para evitar
que sean descubiertos por los depredadores, algo que a veces no es
suficiente, terminando con alguno de los pollos capturado por un águila
real o, en el caso de los nidos mas bajos, incluso un zorro u otro
carnívoro de tamaño medio. Los jóvenes abandonan el nido entre 65 y 78
días después de nacer, pero continúan viviendo en las inmediaciones y
siendo alimentados por los padres durante 4 meses. Pasado este tiempo,
se independizan y emprenden una vida nómada. Cuando alcanzan la madurez
sexual suelen visitar los límites de los territorios de parejas
sedentarias a la búsqueda de algún individuo de sexo contrario «soltero»
o «viudo». Los jóvenes nómadas son frecuentemente atacados por las
parejas de adultos en cuyos territorios se han adentrado. Por primera
vez en 50 años, el águila imperial ibérica supera ya las 400 parejas
reproductoras en España y Portugal, según los datos del Ministerio de
Agricultura y Medio Ambiente (MAGRAMA). La SEO, la Sociedad Española de
Ornitología, afirma que es "una buena noticia" pero que se tardará
todavía tres años más en alcanzar el objetivo fijado por los expertos de
500 parejas. En España, cinco comunidades autónomas acogen ejemplares
de esta especie emblemática de nuestra fauna: Madrid, Castilla y León,
Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía La recuperación de la rapaz
más amenazada de Europa es ya un hecho. En 2013 se ha censado un mínimo
de 407 parejas en toda la Península Ibérica, 396 en España y 11 en
Portugal. Castilla-La Mancha es la región que alberga una mayor cantidad
de parejas (al menos 150 parejas); seguida de Andalucía, con 91;
Castilla y León, con 56; Extremadura, con 50 y Madrid, con 49. "Sin
lugar a dudas es una gran noticia", como asegura la SEO (Sociedad
Española de Ornitología). Sobre todo si tenemos en cuenta que en el año
2004 contábamos sólo con 198 parejas, y ahora mismo hemos doblado esa
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Una larga ausencia, pero vuelves a lo grande
ResponderEliminarImpresionante amigo mio. Menuda serie. Son en Alpasin?. Un abrazo
ResponderEliminarMuy buena e instructiva esta entrada , me ha gustado mucho .
ResponderEliminarUn saludo
Majestosa, José!
ResponderEliminarUna preciosidad de la avifauna ibérica.
Un fuerte abrazo,
JR
Nice post, things explained in details. Thank You.
ResponderEliminar