Águila imperial ibérica (Aquila
adalberti)
Clasificación científica
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Aves
Orden: Accipitriformes
Familia: Accipitridae
Subfamilia: Buteoninae
Género: Aquila
Especie: Aquila
adalberti
El águila imperial ibérica (Aquila
adalberti) es una especie de ave accipitriforme de la familia Accipitridae. Es
una de las aves endémica de la Península Ibérica. Hasta no hace mucho se le
consideraba una subespecie del águila imperial (Aquila heliaca), pero estudios
de ADN recientes, sobre ambas aves, demostraron que estaban lo suficientemente
separadas como para constituir una especie distinta. El águila imperial ibérica
es un ave muy amenazada, en 2011 se estimó una población de unas 300 parejas.
Su nombre conmemora al príncipe Adalberto de Baviera.
El plumaje es pardo muy oscuro en todo el
cuerpo, excepto en los hombros y la parte alta de las alas, de color blanco. La
nuca es ligeramente más pálida que otras partes del cuerpo, y la cola rectangular
más oscura, sin bandas claras o líneas blancas como en el águila imperial
oriental; las garras son robustas. En el caso de los individuos subadultos,
éstos son pardo-rojizos y no desarrollan el plumaje y la madurez sexual de
individuos maduros hasta los 5 años de edad. El tamaño medio de los adultos es
de entre 78 y 83 cm de altura y 2,8 kg de peso, si bien las hembras, más
grandes que los machos, pueden llegar a los 3,5 kg. La envergadura de alas
varía entre los 1,8 y 2,1 m.
Viven unos 20 años de media, habiéndose
documentado ejemplares de 27 años en el medio natural y de 41 en cautividad.
Históricamente la persecución de esta
especie hizo que las parejas supervivientes fueran las que se refugiaron en
zonas de difícil acceso y relieve abrupto, generalmente en zonas de montaña. Su
recuperación ha llevado a que las nuevas parejas, y también algunas antiguas
vayan ocupando espacios de llanura y monte bajo.
Habita en encinares y alcornocales de
sierras, llanuras con amplias zonas despejadas en las cercanías, estando
presente, a veces, en zonas de pinos entremezclados con matorral mediterráneo.
Se ha constatado incluso en zonas de dunas y marismas cercanas a la costa. Sus
mayores densidades se alcanzan en terrenos llanos o con relieves suaves, con
formaciones arbóreas de importancia, aunque no dominantes, como las dehesas, y
con buenas poblaciones de conejos.
Dentro del territorio del águila, de su
zona de campeo, se pueden distinguir tres zonas: la zona de nidificación, la
zona de alimentación cercana que es el cazadero más habitual, siendo defendido
por la pareja para su uso exclusivo, y la zona de alimentación lejana que se
usa de manera más ocasional, siendo su uso compartido con otras parejas y otras
rapaces, y se usa con más frecuencia fuera de la época de cría.
Al contrario que el águila imperial
oriental de Eurasia y África oriental, la especie ibérica no emigra. Cada
pareja defiende su zona de caza y reproducción (unas 2.000 hectáreas) durante
todo el año.
La mayor parte de su alimentación lo
constituyen los conejos, que cazan en solitario o en pareja. También depreda
sobre liebres, palomas, cuervos y otras aves; en menor medida zorros, ardillas
terrestres y pequeños roedores; pueden alimentarse ocasionalmente de carroña,
sobretodo en invierno. Caza en terrenos abiertos capturando las piezas desde el
aire, aunque los ejemplares jóvenes suelen cazar más al acecho. En ocasiones la
pareja sale a cazar juntos; mientras uno levanta la presa el otro la captura.
A principios de año comienza su llamativo
cortejo, de manera que hacia marzo ya están las parejas consolidadas. El águila
imperial ibérica es monógama. En la época de celo las águilas reacondicionan
uno de los nidos que han usado durante años anteriores, rotando de uno a otro.
Estos nidos están situados en la copa de árboles como alcornoques o pinos. Es
en esta época, durante la reproducción, es cuando más sensible es el águila
imperial a la presencia humana. Incluso puede abandonar la puesta si es
molestado y nidificar de nuevo en un lugar más tranquilo.
La puesta típica consta de 4 a 5 huevos que
se incuban durante 43 días. Al contrario de lo que ocurre con las águilas
reales, los dos polluelos suelen llegar a adultos, excepcionalmente incluso
tres. Si el año es malo y hay poca comida, el pollo mayor la acapara y puede
ser el único que sobrevive; no obstante, se puede asegurar que el águila
imperial ibérica no practica el cainismo.
Cuando necesitan ir en busca de comida,
los padres cubren los huevos o polluelos con hojas y ramas para evitar que sean
descubiertos por los depredadores, algo que a veces no es suficiente,
terminando con alguno de los pollos capturado por un águila real o, en el caso
de los nidos mas bajos, incluso un zorro u otro carnívoro de tamaño medio.
Los jóvenes abandonan el nido entre 65 y
78 días después de nacer, pero continúan viviendo en las inmediaciones y siendo
alimentados por los padres durante 4 meses. Pasado este tiempo, se independizan
y emprenden una vida nómada. Cuando alcanzan la madurez sexual suelen visitar
los límites de los territorios de parejas sedentarias a la búsqueda de algún
individuo de sexo contrario «soltero» o «viudo». Los jóvenes nómadas son
frecuentemente atacados por las parejas de adultos en cuyos territorios se han
adentrado.
Por primera vez en 50 años, el águila
imperial ibérica supera ya las 400 parejas reproductoras en España y Portugal,
según los datos del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente (MAGRAMA). La
SEO, la Sociedad Española de Ornitología, afirma que es "una buena
noticia" pero que se tardará todavía tres años más en alcanzar el objetivo
fijado por los expertos de 500 parejas. En España, cinco comunidades autónomas
acogen ejemplares de esta especie emblemática de nuestra fauna: Madrid,
Castilla y León, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía
La recuperación de la rapaz más amenazada
de Europa es ya un hecho. En 2013 se ha censado un mínimo de 407 parejas en
toda la Península Ibérica, 396 en España y 11 en Portugal. Castilla-La Mancha
es la región que alberga una mayor cantidad de parejas (al menos 150 parejas);
seguida de Andalucía, con 91; Castilla y León, con 56; Extremadura, con 50 y
Madrid, con 49.
"Sin lugar a dudas es una gran
noticia", como asegura la SEO (Sociedad Española de Ornitología). Sobre
todo si tenemos en cuenta que en el año 2004 contábamos sólo con 198 parejas, y
ahora mismo hemos doblado esa cifra en España".
fotones!!si señor enhorabuena
ResponderEliminarsaludos
Magníficas fotos de una rapaz que nunca me cansaré de ver.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Valioso documento compañero, buen trabajo!!
ResponderEliminarSaludos
Disfrutarías de tenerla enfrenta amigo José Manuel, buenas fotos dentro de la dificultad de hacerlas que me comentaste, un abrazo
ResponderEliminarTe has lucido,majestuosa ave con buen acercamiento!
ResponderEliminarSaludos camperos.
Preciosas imagenes y gran reportaje
ResponderEliminarEstupenda serie,un gran trabajo Jose Manuel.Un abrazo
ResponderEliminarUauuu!!! Qué fotónes José!!!
ResponderEliminarEs una preciosidad, la Imperial.
Jamás la he visto.
Enhorabuena y un gran saludo,
JR
Majestuosa foto de cabecera. No es de extrañar que la heráldica haya echado tanta mano. Besos.
ResponderEliminarAlaaaa amigo mio, te has paso tres pueblo. menuda serie y de la imperial nada menos. Para quitarse el sombrero. Magistral
ResponderEliminarUn saludo
Como habrás disfrutado con esta belleza de las alturas. Te felicito. Unas imágenes preciosas..
ResponderEliminarHola Jose, bonitas fotos de estas grandes rapaces que no son fáciles de fotografiar, que bajan cuando quieren y que a ese pino lo vamos hacer famoso, jjj, buen trabajo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Jose Manuel. Para mi estas especies son de estas inalcanzables. Son palabras mayores ya. Magnífica serie, un trabajo de profesional.
ResponderEliminarEnhorabuena
saludos
Hola José Manuel, Buena serie de la joya de nuestras águilas, enhorabuena.
ResponderEliminarSaludos.